La artrosis es una enfermedad degenerativa de las articulaciones. Consiste en la pérdida del cartílago articular, la formación de osteofitos y la deformación de la articulación afectada. Existen factores desencadenantes, como un traumatismo importante, y factores que aceleran la progresión de la artrosis, como la inestabilidad o la sobrecarga mecánica de la articulación. También existe una predisposición genética a padecer la enfermedad. La artrosis es habitual en articulaciones como la rodilla, la cadera, las articulaciones de las manos y la columna vertebral.
La coxiatrosis, también llamada artrosis de cadera es uno de los tipos más comunes de artrosis, la cual afecta a la cadera degenerando la articulación.
En muchos casos, la causa exacta no es descubierta. Sin embargo, algunos de los factores que pueden influir son:
Además de esto, existen ciertos factores de riesgo:
Si la coxartrosis no es tratada a tiempo, puede causar una limitación progresiva de la movilidad que avanzará con mayor rapidez.
Para el diagnóstico de la coxartrosis puede realizarse una exploración que realiza el médico tanto del dolor como de la movilidad, unido al aspecto de la articulación en las radiografías.
Otras pruebas que pueden solicitarse son:
Primera fase
El tratamiento en las primeras fases se basa en la medicación adecuada y una buena fisioterapia.
Analgésicos con efecto antiinflamatorio, como el ibuprofeno o el diclofenaco o el rofecoxib. Útiles en los cuadros de agudización, pero se deben administrar con cuidado en el anciano y ante trastornos renales y hepáticos no graves. Si son graves o el paciente tiene úlcera gastroduodenal no deberá tomarlos.
No debe tomar cortisona o medicamentos similares. Además, los medicamentos que intentan frenar la artrosis, como el sulfato de glucosamina, son de acción lenta (su efecto tarda semanas o meses en manifestarse), pero se toleran muy bien y permiten bajar las dosis del resto de los fármacos.
En determinados casos se pueden asociar ciclos de masaje descontracturante, electroterapia y ultrasonoterapia en un centro especializado de rehabilitación.
Los ejercicios que el paciente debe realizar tonificarán la musculatura y estirarán la articulación. Deben ser progresivos, suaves e indoloros para evitar fracturas, ya que la articulación se vuelve rígida y así evitar rozamientos bruscos en el cartílago ya de por sí desgastado.
Segunda Fase:
Cuando el dolor no se puede controlar o la limitación invalida al paciente, se indica la cirugía, con varias opciones según la actividad física, el estado de los huesos y el grado de lesión:
Algunas medidas que ayudan a sobrellevar esta enfermedad:
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