La lepra (enfermedad de Hansen) es una enfermedad infecciosa crónica producida por la bacteria Mycobacterium leprae, afecta principalmente la piel, los nervios periféricos, la mucosa de las vías respiratorias altas y los ojos, es una enfermedad curable.
El tratamiento que se emplea es una combinación de fármacos como rifampicina, dapsona y clofazimina.
Existen dos tipos de lepra:
Lepra Paucibacilar (PB): es la menos grave (2-5 lesiones cutáneas). Aparecen manchas en la piel y pérdida de sensibilidad en esas zonas. Las personas contagiadas con este tipo de lepra responden rápidamente al tratamiento.
Lepra Multibacilar (MB): es la más grave, pero tiene cura. Se caracteriza por múltiples lesiones cutáneas, inflamación de los nervios, congestión nasal y epistaxis.
La lepra la causa una bacteria llamada Mycobacterium leprae, o bacilo de Hansen. El ser humano el único reservorio, es decir, la única diana conocida de esta enfermedad.
El modo de transmisión es por inhalación de secreciones del tracto respiratorio superior (nariz y boca), derivada de la convivencia prolongada de una persona susceptible con un enfermo no tratado, puede durar de 9 meses a 10 años para su periodo de incubación.
Los problemas de salud que pueden derivarse de la lepra incluyen:
Las personas con lepra duradera pueden perder el uso de sus manos o pies debido a lesiones repetidas porque no tienen sensibilidad en esas zonas.
Para saber con exactitud si padece la enfermedad se pueden realizar una serie de pruebas:
La biopsia de la piel o raspado de la piel. Se trata de una extracción de muestra de la piel para su examen microscópico.
La lepromina cutánea, es un examen para determinar qué tipo de lepra padece la persona. En estos casos, el médico inyecta una muestra, no infecciosa, debajo de la piel y marca el sitio de la inyección que será examinado a los tres días y a los 28 para ver si hay reacción.
Se lleva a cabo con antibióticos para acabar con la bacteria (Rifampicina, Dapsona y Clofazimina).
La duración del tratamiento varía entre 6 y 12 meses en función del número de lesiones que se presente.
Asimismo, pueden ser necesarios ácido acetilsalicílico (aspirin), la prednisona o la talidomida para el control de la inflamación y antibióticos específicos para la infección de las úlceras.
El riesgo de contraer lepra es muy bajo, aún así, la mejor manera de prevenir la enfermedad es el diagnóstico y tratamiento precoz de las personas infectadas y realizar controles a las personas que han estado en contacto con los enfermos de lepra.
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