Nombres Alternativos: Encefalitis, mielitis y encefalomielitis.
Dato 2: G04
Descripción General
La encefalitis es la inflamación del cerebro. Puede tener muchas causas, pero la más frecuente es una infección viral.
La encefalitis suele provocar signos y síntomas similares a los de una influenza leve —como fiebre o dolores de cabeza— o puede no generar síntomas en absoluto. A veces, los síntomas similares a los de la influenza son más intensos. La encefalitis también puede provocar confusión, convulsiones o problemas sensoriales o motrices.
En raras ocasiones, la encefalitis puede poner en riesgo la vida. El diagnóstico y el tratamiento oportunos son importantes dado que es difícil predecir la manera en la que la encefalitis afectará a cada individuo.
La meningitis y la encefalitis normalmente están causadas por virus o bacterias. Comúnmente, el sistema inmunitario corporal puede contener y vencer una infección. Pero si la infección pasa al torrente sanguíneo y luego al líquido cefalorraquídeo que rodea al cerebro y la médula espinal, puede afectar los nervios y viajar al cerebro y las membranas circundantes causando inflamación. Esta inflamación puede dañar o destruir neuronas y causar sangrado cerebral.
La meningitis bacteriana es una enfermedad rara pero potencialmente mortal. Puede estar causada por varios tipos de bacterias que primero producen una infección de las vías respiratorias altas y luego viajan por el torrente sanguíneo al cerebro. La enfermedad también puede producirse cuando ciertas bacterias invaden directamente las meninges y puede bloquear los vasos sanguíneos cerebrales, causando un accidente cerebrovascular y daño cerebral permanente.
La encefalomielitis es una enfermedad mediada de forma inmune caracterizada por desmielinización y síntomas neurológicos poli focales. Por lo general ocurre después de una infección vírica previa o por la inmunización reciente. La infección precedente se pueden identificar en 64% a 93% de los casos, y la aparición de los síntomas ocurre normalmente dentro de las 2 a 4 semanas de la infección aguda.
Causas
Con frecuencia, se desconoce la causa exacta. Pero cuando se la conoce, es probable que se trate de una infección viral. Las infecciones bacterianas y las enfermedades inflamatorias no infecciosas también pueden causar encefalitis.
Hay dos tipos principales:
Primaria. Esta afección ocurre cuando un virus u otro agente infectan directamente el cerebro. La infección puede concentrarse en una sola zona o estar extendida. La infección primaria puede ser una reactivación de un virus que había estado inactivo después de una enfermedad previa.
Secundaria. Esta afección es causada por una reacción defectuosa del sistema inmunitario en respuesta a una infección en otras partes del cuerpo. En lugar de atacar solamente las células que causan la infección, el sistema inmunitario también ataca, por error, las células sanas del cerebro. También la secundaria suele ocurrir dos o tres semanas después de la infección inicial.
Ciclo de transmisión del virus del Nilo occidental
Ciclo de transmisión del virus del Nilo occidental
Causas virales frecuentes
Los virus que pueden provocar encefalitis comprenden:
Virus del herpes simple. Tanto el virus del herpes simple tipo 1, responsable de causar herpes labial o herpes febril alrededor de la boca, como el virus del herpes simple tipo 2, que provoca herpes genital, pueden causar encefalitis. La encefalitis provocada por el virus del herpes simple tipo 1 no es frecuente, pero puede causar daño cerebral significativo o muerte.
Otros virus del herpes. Algunos de estos virus son el virus de Epstein-Barr, que frecuentemente provoca mononucleosis infecciosa, y el virus de la varicela-zóster, que suele causar varicela y culebrilla.
Enterovirus. Entre estos virus se encuentran el virus de la poliomielitis y el virus de Coxsackie, que usualmente causan una enfermedad que presenta síntomas similares a los de la influenza, inflamación ocular y dolor abdominal.
Virus transmitidos por los mosquitos. Estos virus pueden provocar infecciones, como encefalitis del Nilo Occidental, de LaCrosse, de San Luis, equina del oeste y equina del este. Los síntomas de la infección pueden aparecer en un período de pocos días o un par de semanas después de la exposición al virus transmitido por mosquitos.
Virus transmitidos por garrapatas. El virus de Powassan se transmite por garrapatas y provoca encefalitis en el oeste medio de los Estados Unidos. Los síntomas suelen aparecer aproximadamente una semana después de la picadura de una garrapata infectada.
Virus de la rabia. La infección por el virus de la rabia, que usualmente se transmite a través de la mordida de un animal infectado, provoca un rápido avance hacia la encefalitis una vez que comienzan los síntomas. La rabia es una causa poco frecuente de encefalitis en los Estados Unidos.
Infecciones en la infancia. Las infecciones frecuentes en la infancia, tales como el sarampión, paperas y la rubéola, solían ser causas bastante frecuentes de encefalitis secundaria. Estas causas ya no son frecuentes en los Estados Unidos debido a que hay vacunas disponibles contra estas enfermedades.
La meningitis comúnmente está causada por una infección bacteriana o viral. También puede estar causada por una infección fúngica, una reacción a ciertos medicamentos o tratamientos médicos, una enfermedad inflamatoria como el lupus, algunos tipos de cáncer, o una lesión traumática en la cabeza o la columna.
Complicaciones
Las complicaciones de la encefalitis, mielitis y encefalomielitis varían, en función de factores tales como:
La edad
La causa de la infección
La gravedad de la enfermedad inicial
El tiempo desde la aparición de la enfermedad hasta el comienzo del tratamiento
Las personas con enfermedad relativamente leve se suelen recuperar en pocas semanas sin complicaciones a largo plazo.
Complicaciones de una enfermedad grave
La inflamación puede dañar el cerebro, lo que podría ocasionar un estado de coma o la muerte.
Otras complicaciones, que varían enormemente en cuanto a la gravedad, pueden persistir durante meses o ser permanentes. Algunas de estas complicaciones pueden ser las siguientes:
Luego de un examen físico y los antecedentes médicos para revisar las actividades de los últimos días (como exposición reciente a insectos o animales, cualquier contacto con personas enfermas, o un viaje reciente), el médico puede indicar diversas pruebas de diagnóstico para confirmar la presencia de infección e inflamación. El diagnóstico precoz es vital, ya que los síntomas pueden aparecer súbitamente y pueden escalar a daño cerebral, pérdida de la audición y el habla, ceguera, o la muerte.
Un examen neurológico involucra una serie de pruebas diseñadas para evaluar las funciones sensorial y motora, la función nerviosa, la audición y el habla, la visión, coordinación y equilibrio, el estado mental, y cambios en el ánimo y la conducta. Los médicos pueden examinar la función del sistema nervioso con pruebas de fuerza y sensaciones, con la ayuda de elementos que comprenden un diapasón, linterna pequeña, martillo de reflejos y alfileres.
Los análisis de laboratorio de sangre, orina, y secreciones corporales pueden ser útiles en detectar e identificar infecciones cerebrales y de la médula espinal y determinar la presencia de anticuerpos y proteínas extrañas. Tales pruebas también pueden descartar afecciones metabólicas que tienen síntomas similares. Por ejemplo, puede hacerse un cultivo de garganta para detectar organismos virales o bacterianos que causan meningitis o encefalitis. En este procedimiento, se cepilla la parte de atrás de la garganta con un hisopo de algodón estéril, que luego se coloca en un medio de cultivo. Luego se permite que los virus y bacterias crezcan en el medio. Las muestras generalmente se toman en el consultorio del médico o en un laboratorio y se envían para análisis a laboratorios estatales o los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades de los EE.UU. Generalmente los resultados están disponibles en 2 a 3 días.
El análisis del líquido cefalorraquídeo que rodea y protege el cerebro y la médula espinal puede detectar infecciones en el cerebro y la médula espinal, inflamaciones crónicas y agudas y otras enfermedades. En un procedimiento conocido como punción lumbar, se extrae una pequeña cantidad de líquido cefalorraquídeo por medio de una aguja especial que se inserta en la columna lumbar. La piel se adormece con un anestésico local antes de hacer el muestreo. El líquido, que es completamente transparente en las personas sanas, se examina para detectar la presencia de bacterias o sangre, al igual que medir los niveles de glucosa (un nivel bajo de glucosa es un signo de meningitis bacteriana o fúngica) y glóbulos blancos (el recuento elevado de glóbulos blancos también es un signo de infección). Generalmente el procedimiento se hace en un hospital y lleva alrededor de 45 minutos.
Las imágenes asistidas por computadora pueden revelar signos de inflamación cerebral, hemorragia o sangrado interno, u otras anormalidades cerebrales. Se usan de rutina dos procedimientos de obtención de imágenes indoloros y no invasivos para diagnosticar la meningitis y encefalitis.
La tomografía computarizada, también conocida como prueba TC, combina radiografías y tecnología de computación para producir imágenes rápidas y bidimensionales claras de órganos, huesos y tejidos. Ocasionalmente se inyecta un colorante de contraste en el torrente sanguíneo para resaltar los diferentes tejidos cerebrales y para detectar signos de encefalitis o inflamación meníngea. Las pruebas TC también pueden detectar irregularidades óseas y vasculares, ciertos tumores y quistes cerebrales, discos herniados, estenosis espinal (estrechamiento del canal espinal), coágulos sanguíneos o sangrado intracraneal en pacientes con accidente cerebrovascular, daño cerebral de una lesión craneana y otros trastornos.
Las imágenes por resonancia magnética (IRM) usan radioondas generadas por computadora y un imán poderoso para producir imágenes detalladas de estructuras corporales, como tejidos, órganos, huesos y nervios. Las imágenes, que son más claras que las producidas por TC, pueden ayudar a identificar la inflamación cerebral y de la médula espinal, infección, tumores, enfermedades oculares e irregularidades vasculares que pueden llevar al accidente cerebrovascular. Antes de la prueba puede aplicarse un colorante de contraste para revelar más detalles.
La electroencefalografía, o EEG, puede identificar ondas cerebrales anormales monitorizando la actividad eléctrica cerebral a través del cráneo. Entre sus muchas funciones, el EEG se usa para ayudar a diagnosticar ciertos trastornos convulsivos, daño cerebral de lesiones craneanas, infecciones virales específicas como el virus del herpes y la inflamación del cerebro y la médula espinal. Esta prueba indolora y sin riesgos puede realizarse en el consultorio de un médico o en un hospital o centro de pruebas.
Tratamientos y Cuidados
Consejos
La mejor manera de prevenirlas es tomar precauciones para evitar la exposición a los virus que provocan la enfermedad. Intenta lo siguiente:
Practica buenos hábitos de higiene. Lávate las manos frecuente y completamente con agua y jabón, en particular, después de usar el baño y antes y después de las comidas.
No compartas utensilios. No compartas platos, cubiertos ni bebidas.
Enseña buenos hábitos a tus hijos. Asegúrate de que sigan buenos hábitos de higiene y eviten compartir sus utensilios en casa y en la escuela.
Vacúnate. Mantén tus vacunas y las de tus hijos al día. Antes de viajar, consulta con el médico acerca de las vacunas que se indican para los diferentes destinos.
Protección contra mosquitos y garrapatas
Para reducir la exposición a mosquitos y garrapatas:
Viste ropas que te protejan. Usa camisas de mangas largas y pantalones largos si vas a estar al aire libre entre el atardecer y el amanecer, que es cuando los mosquitos están más activos, y en zonas boscosas con arbustos y pastos altos, donde es más frecuente la presencia de garrapatas.
Usa repelente de mosquitos. Hay productos químicos como el DEET que pueden aplicarse sobre la piel y también sobre la ropa. Para aplicarte repelente en la cara, rocíatelo sobre las manos y luego distribúyelo sobre la cara. Si estás utilizando protector solar y repelente al mismo tiempo, aplica primero el protector solar.
Utiliza insecticidas. La Agencia de Protección Ambiental (Environmental Protection Agency) recomienda el uso de productos con permetrina, que repele y mata garrapatas y mosquitos. Estos productos se pueden rociar sobre la ropa, carpas y otros elementos para uso al aire libre. La permetrina no debería aplicarse sobre la piel.
Evita los mosquitos. Evita hacer actividades innecesarias en sitios donde la presencia de mosquitos es frecuente. Si es posible, evita estar al aire libre entre el amanecer y el atardecer, que es cuando los mosquitos están más activos. Repara las ventanas y los mosquiteros rotos.
Elimina las fuentes de agua afuera de tu hogar. Elimina el agua estancada del patio, donde los mosquitos pueden poner sus huevos. Esto sucede con frecuencia en las macetas y demás contenedores de jardinería, en techos planos, neumáticos viejos y canaletas atascadas.
Busca señales exteriores de enfermedades virales. Si observas animales o pájaros muertos, infórmalo al departamento local de sanidad.
Protección para niños pequeños
El uso de repelentes de insectos no se recomienda en niños menores de 2 meses. En su lugar, extiende un mosquitero sobre el carrito del niño.
Los repelentes con un 10 a 30 por ciento de DEET se consideran seguros para los bebés mayores y los niños. Los productos que contienen DEET y pantalla solar no se recomiendan para los niños porque volver a aplicarlos (acción probablemente necesaria por el componente de pantalla solar) expone a los niños a demasiado DEET.
A continuación te ofrecemos algunos consejos sobre el uso de repelente de mosquitos en niños:
Siempre ayuda a los niños cuando vayan a utilizar repelente de mosquitos.
Rocíalo sobre la ropa y la piel expuesta.
Aplica el repelente al aire libre para reducir el riesgo de inhalación del repelente.
Rocía el repelente en tus manos y distribúyelo sobre la cara de tu hijo. Ten especial cuidado en la zona alrededor de los ojos y oídos.
No apliques repelente en las manos de los niños pequeños que puedan llevarse las manos a la boca.
Lava la piel tratada con agua y jabón cuando vayan a estar adentro.