El asma es una enfermedad que afecta a las vías respiratorias provocando principalmente tos y dificultad para respirar.
Los síntomas del asma y su intensidad pueden variar según la persona.
Entre los síntomas del asma se tienen:
Falta de aire.
Inflamación de la mucosa bronquial en mayor o menor grado según el factor detonante del asma.
Dolor u opresión en el pecho.
Obstrucción de las vías respiratorias con posible tos o silbido al respirar.
Fatiga.
Presencia de secreciones como flema.
Además de estos síntomas en el caso de algunas personas estos síntomas pueden empeorarse debido a ciertos factores:
Debido a la realización de actividad física (asma provocada por el ejercicio).
A causa de vapores químicos, polvos o gases presentes en el lugar de trabajo (asma ocupacional).
A causa de sustancias que se encuentren en el aire (asma alérgica).
Las causas que ocasionan asma en una persona pueden variar. Sin embargo entre estas causas se tienen:
Infecciones del tipo respiratorio como resfriados.
Exposición a sustancias que pueden causar alergia y se encuentren en el aire tales como ácaros de polvo, moho, esporas, polen, exposición a pelo de algunos animales domésticos como perros u gatos y partículas de residuos de insectos como cucarachas.
Exposición a humo.
Realización de actividad física.
Consumo de alimentos con conservantes como sulfitos.
Consumo de medicamentos del tipo de betabloqueantes, aspirinas, ibuprofeno (Advil, Motrin IB) y naproxeno (Aleve).
Alteraciones del proceso de digestión.
Cambios bruscos de temperatura.
Junto a estos síntomas existen ciertos factores de riego los cuales pueden influir en el desencadenamiento de la enfermedad:
Poseer algún familiar cercano como madre u algún hermano con asma.
Tener problemas de sobrepeso.
Ser fumador.
Estar expuesto a vapores químicos.
Estar expuesto al humo del cigarrillo como fumador pasivo.
Entre las complicaciones del asma se encuentran:
Interferencia en las actividades diarias como trabajo, actividades de recreación y sueño debido a los síntomas y causas relacionados con la enfermedad.
Posible estrechamiento permanente de las vías respiratorias (tubos bronquiales).
Efectos secundarios a largo plazo causados por el consumo extendido de ciertos medicamentos necesarios para el tratamiento del asma grave.
El asma es una enfermedad cuyo diagnostico es principalmente clínico teniendo como base los síntomas y cualquier otro factor de referencia que pueda aportar el paciente. Sin embargo existen posibles pruebas que permiten confirmar el padecimiento de esta enfermedad:
Espirometría: Es un estudio rápido que no causa dolor durante el cual se mide la cantidad de aire que pueden retener los pulmones, y la velocidad de inhalaciones y exhalaciones durante la respiración, a través de un dispositivo manual llamado espirómetro. Este estudio está recomendado en niños mayores de cinco años.
Prueba de flujo máximo: Esta prueba mide la fuerza con la cual el paciente puede exhalar mediante un instrumento llamado medidor de flujo máximo, con el fin de detectar un posible mal funcionamiento pulmonar.
Estas pruebas son realizadas por lo general antes y después de haber tomado salbutamol, el cual es un medicamento broncodilatador que abre las vías respiratorias.
Pruebas alérgicas: Mediante pruebas de este tipo ya sea a través del análisis de sangre o cutáneo se busca descubrir los factores desencadenantes de la reacción asmática para así evitarlos.
Pruebas radiológicas del tórax y cavidades nasales: a través de esta prueba se identificarán anomalías estructurales o la presencia de algún tipo de infección que pueda influir en agravar los problemas respiratorios.
En el tratamiento del asma la parte fundamental es tratar la inflamación de la mucosa bronquiala cual es responsable de la sensación de falta de aire cuando se encuentra afectada.
Para el tratamiento del asma los medicamentos más adecuados y eficaces son los corticoides (cortisonas) inhalados.
El tratamiento puede incluir dos tipos principales de acuerdo a la duración de su tratamiento: En el caso de ser broncodilatadores de uso prolongado deben tomarse en la mañana y en la noche diariamente independientemente de los síntomas que se tengan, mientras que en el caso de ser broncodilatadores de acción corta se deben reservar para casos de suma necesidad en donde la sensación de ahogo tos y similares sea persistente, siendo administrados generalmente cuando se trata de uso inmediato por vía inhalatoria.
En el caso de que el paciente sea alérgico a algún componente del medicamento principal recomendado para el tratamiento se puede administrar como sustituto antihistamínicos.
En el caso del asma no existe forma de prevenirla en su totalidad. Sin embargo existen ciertos consejos que podrían ayudar con el fin de disminuir la intensidad de los ataques de asma así como para evitar su frecuencia.
Entre estos consejos tenemos:
Seguir un control y tratamiento detallado de la enfermedad, que incluya consejos de tu médico y los medicamentos necesarios para el tratamiento.
Aprender a reconocer los síntomas de un próximo ataque de asma tales como la dificultad al respirar, el comienzo de una tos leve y el silbido al intentar respirar, así como aprender a tratar los ataques a tiempo para así evitar que este se convierta en un ataque grave, además de evitar de esta manera el uso de una mayor cantidad de medicamentos que podrían ser necesarios en el caso de un ataque grave.
Estar al día con las vacunas contra la influenza y la neumonía.
Tomar los medicamentos según las indicaciones y jamás modificar la manera de tomar los medicamentos ni abandonarlos sin antes consultar con tu médico.
Aprender a identificar los agentes que pueden causar y empeorar el asma para poder tomar las medidas necesarias para evitarlos.
Prestar atención a la frecuencia con la cual se usa el inhalador para un alivio rápido, ya que esto indica que el asma no está controlada y requiere una consulta médica acerca de esto.
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