La fiebre amarilla, también conocida como la enfermedad del vómito negro o plaga americana, es una patología aguda de causa viral transmitida por la picadura de un mosquito hembra infectado, principalmente del género Aedes o del género Haemagogus, que se alimenta de sangre y se encuentra más comúnmente en regiones del sur de América.
Se caracteriza principalmente por la fiebre que produce, en ocasiones con hemorragias, y la ictericia, o coloración amarillenta, que aparece en la piel de los afectados.
La fiebre amarilla es causada por un virus que se transmite por la picadura de mosquitos. Usted puede contraer esta enfermedad si lo pica un mosquito infectado con el virus.
Cualquier persona puede contraer la fiebre amarilla, pero las personas mayores presentan un riesgo mayor de infección grave.
Si una persona es picada por un mosquito infectado, los síntomas generalmente se manifiestan entre 3 y 6 días más tarde.
Las complicaciones que se pueden presentar incluyen:
Para poder diagnosticar un caso de fiebre amarilla son los datos clínicos aportados por el paciente. Para ello, se le debe interrogar sobre viajes recientes a zonas endémicas de la enfermedad y conocer si ha recibido la vacuna contra la fiebre amarilla.
En cuanto a las pruebas analíticas, se solicitará una hematología completa, en la cual, en caso de padecer fiebre amarilla, se puede observar una disminución de los glóbulos blancos (leucopenia) y un aumento del hematocrito por deshidratación.
En la actualidad no hay fármacos dirigidos contra el virus de la fiebre amarilla. No existe un tratamiento curativo para esta enfermedad, lo único que se puede hacer es aliviar los síntomas empleando antipiréticos para la fiebre y analgésicos para el dolor, teniendo en cuenta que la aspirina está contraindicada por el riesgo de sangrado.
Es importante que el paciente tome abundantes líquidos para evitar la deshidratación y que guarde reposo en cama. En el caso de que aparezcan infecciones bacterianas asociadas se le pueden administrar antibióticos para tratarlas.
Las medidas para controlar la propagación del virus de la fiebre amarilla están dirigidas contra el mosquito transmisor, recomendándose el uso de repelentes, siendo aquellos que contengan DEET los que han demostrado mayor eficacia.
También se recomienda el uso de mosquiteras, telas metálicas en puertas y ventanas de las viviendas de zonas endémicas. Así como utilizar camisas de manga larga, pantalones largos y usar repelentes sobre la ropa que contengan permetrina.
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