La enfermedad diverticular del intestino es la presencia de pequeños abultamientos, sacos o bolsas que
se forman en la pared interna del intestino (divertículos). Esta afección se
produce cuando estas bolsas se inflaman o infectan. Por lo general estas bolsas
se encuentran en el intestino grueso con frecuencia.
La enfermedad diverticular del intestino se origina cuando
pedazos pequeños de materia fecal quedan atrapados en estas bolsas, lo cual
produce infecciones e inflamaciones. A pesar de esto las causas que originan
que esto suceda no se conocen con exactitud, aunque se sabe que existen ciertos
factores los cuales pueden influir en presentar mayores riesgos de padecer esta
enfermedad.
Entre estos factores se encuentran:
Llevar una dieta con un bajo consumo de fibra.
Realizar esfuerzos al tratar de defecar.
Obesidad.
Edad avanzada.
Las complicaciones de esta afección se encuentran
relacionadas con:
Desarrollo de conexiones anormales que se forman entre
partes del colon o entre el colon y otra parte del cuerpo (fístulas).
Perforación en el colon.
Estrechamiento en el colon (estenosis).
Desarrollo de abscesos.
Sangrado de los divertículos.
Entre las pruebas utilizadas para el diagnóstico de esta
enfermedad se encuentran:
Análisis de sangre: Son realizadas pruebas de laboratorio en
busca de la presencia de infecciones.
Radiografía abdominal: En este procedimiento mediante la
toma de radiografías del abdomen, a través del uso de una máquina de rayos X,
se busca obtener imágenes del abdomen para detectar posibles anomalías.
Ecografía abdominal: Una ecografía abdominal es un examen
imagenológico, utilizado para ver los órganos internos en el abdomen y evaluar
su estado.
Tomografía computarizada: Esta prueba consiste en el uso de
una técnica especial de rayos X que proporciona imágenes más detalladas que las
de una radiografía convencional.
El tratamiento de la enfermedad diverticular del intestino suele basarse
principalmente en aumentar el consumo de fibra en la alimentación. Además, en
algunos casos puede ser necesario la administración de antibióticos, ya sea por
vía oral o intravenosa, así como realizar modificaciones en la dieta alimenticia
las cuales restrinjan aquellos alimentos que puedan afectar a la enfermedad.
Existen ciertas medidas que pueden ayudar a disminuir los
riesgos de padecer esta afección. El consumir alimentos con mayor cantidad de
fibra y mantener un peso adecuado pueden ayudar a reducir estos riesgos.
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