La aspergilosis es una infección causada por un tipo de moho. La enfermedad que resulta de la aspergilosis suele afectar el sistema respiratorio, pero los signos y la gravedad varían en gran medida.
El moho que provoca la enfermedad, aspergillus, se encuentra en todos lados, en interiores y exteriores. La mayoría de las cepas de este hongo es inofensiva, pero algunas pueden causar enfermedades graves cuando las personas con sistemas inmunitarios debilitados, una enfermedad pulmonar oculta o asma inhalan las esporas.
En algunas personas, las esporas desencadenan una reacción alérgica. Otras personas manifiestan infecciones pulmonares de leves a graves. La forma más grave de aspergilosis, la aspergilosis invasiva, ocurre cuando la infección se disemina a los vasos sanguíneos y más allá.
Según el tipo de aspergilosis, el tratamiento puede involucrar observación, medicamentos antifúngicos o, en casos inusuales, cirugía.
El moho aspergillus es inevitable. En el exterior, se encuentra en las hojas y en los abonos en descomposición, así como en las plantas, los árboles y las cosechas de granos.
La exposición diaria al aspergillus no suele ser un problema para las personas con sistemas inmunitarios sanos. Cuando se inhalan las esporas de moho, las células del sistema inmunitario las rodean y las destruyen. No obstante, las personas que tienen un sistema inmunitario debilitado debido a una enfermedad o un medicamento inmunodepresor tienen menos células para combatir la infección. Esto permite que el aspergillus se instale, invada los pulmones y, en los casos más graves, otras partes del cuerpo.
La aspergilosis no es contagiosa entre personas.
Según el tipo de infección, la aspergilosis puede causar una variedad de complicaciones graves.
Sangrado. La aspergilosis y la aspergilosis invasiva pueden provocar sangrado intenso en los pulmones.
Infección sistémica. La complicación más grave de la aspergilosis invasiva es la diseminación de la infección a otras partes del cuerpo, en especial, el cerebro, el corazón y los riñones. La aspergilosis invasiva se propaga rápidamente y puede ser mortal.
El diagnóstico de aspergiloma o aspergilosis invasiva puede ser difícil. Los aspergillus son comunes en todos los ambientes, pero es difícil distinguirlos de ciertos otros tipos de moho bajo el microscopio. Los síntomas de la aspergilosis también son similares a los de otros trastornos pulmonares como la tuberculosis.
Es probable que el médico utilice una o más de las siguientes pruebas para identificar la causa de los síntomas:
Estudios de diagnóstico por imágenes. Una radiografía de tórax o una tomografía computarizada (TC) (un tipo de radiografía que produce imágenes más detalladas que las radiografías convencionales) puede revelar una masa fúngica (aspergiloma), así como signos característicos de la aspergilosis broncopulmonar invasiva y alérgica.
Prueba de secreción respiratoria (esputo). En esta prueba, una muestra de tu esputo se tiñe para verificar la presencia de filamentos de aspergillus. Luego, la muestra se coloca en un cultivo donde es probable que crezca moho. Si la cantidad de aspergillus aumenta en el cultivo, la prueba es positiva.
Análisis de sangre y tejido. Los análisis de la piel, el esputo y la sangre pueden ser útiles para confirmar la aspergilosis broncopulmonar alérgica. Para la prueba cutánea, se inyecta una pequeña cantidad de antígeno de Aspergillus en la piel del antebrazo. Si la sangre tiene anticuerpos contra el moho, desarrollará una protuberancia dura y roja en el lugar de la inyección. Los análisis de sangre buscan niveles altos de ciertos anticuerpos, que indican una respuesta alérgica.
Biopsia. En algunos casos, puede ser necesario examinar una muestra de tejido de los pulmones o senos nasales con un microscopio para confirmar un diagnóstico de aspergilosis invasiva.
Los tratamientos para la aspergilosis varían según el tipo de enfermedad. Los tratamientos posibles incluyen:
Observación. Los aspergilomas simples y aislados no suelen requerir tratamiento, y los medicamentos generalmente no son eficaces en el tratamiento de estas masas fúngicas. En cambio, es posible que los aspergilomas que no causan síntomas se controlen atentamente a través de una radiografía de tórax. Si la enfermedad avanza, se recomienda la administración de medicamentos antifúngicos.
Corticoesteroides orales. El objetivo en el tratamiento de la aspergilosis broncopulmonar alérgica es evitar el agravamiento del asma o la fibrosis quística existentes. La mejor forma de hacerlo es a través de la administración de corticoesteroides orales. Los medicamentos antifúngicos por sí solos no sirven para tratar la aspergilosis broncopulmonar alérgica, aunque se los puede combinar con corticoesteroides para reducir la dosis de corticoides y mejorar la función pulmonar.
Medicamentos antifúngicos. Estos medicamentos constituyen el tratamiento estándar para la aspergilosis pulmonar invasiva. El tratamiento más eficaz es un medicamento antifúngico, llamado voriconazol (Vfend). La anfotericina B es otra opción.
Todos los medicamentos antifúngicos pueden tener efectos secundarios graves, como daño renal y hepático. Las interacciones entre los medicamentos antifúngicos y otros medicamentos también son habituales.
Cirugía. Debido a que los medicamentos antifúngicos no penetran correctamente en los aspergilomas, la cirugía para extraer la masa fúngica es la primera opción de tratamiento cuando un aspergiloma provoca sangrado en los pulmones.
Embolización. Este procedimiento detiene el sangrado de los pulmones provocado por un aspergiloma. Un radiólogo inyecta un material a través de un catéter que se introduce a través de una arteria que alimenta una cavidad pulmonar, donde el aspergiloma causa la pérdida de sangre. El material inyectado se endurece, lo que bloquea la irrigación sanguínea al área y detiene el sangrado. Este tratamiento funciona temporalmente, aunque es probable que el sangrado vuelva a aparecer.
Es casi imposible evitar la exposición a los aspergillus, pero si has tenido un trasplante o te estás sometiendo a quimioterapia, intenta mantenerte alejado de los lugares donde es más probable que encuentres moho, como las obras en construcción, las pilas de abono y los edificios donde se almacenan granos.
Si tienes un sistema inmunitario debilitado, el médico puede recomendarte que uses una mascarilla para evitar la exposición a los aspergillus y a otros agentes infecciosos que se encuentran en el aire.
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