Las lesiones por trauma del cuello pueden ser
abiertas o cerradas y a su vez se clasifican en superficiales y
profundas; las superficiales generalmente no plantean problemas diferentes a
las producidas en cualquier parte del cuerpo excepto lo referente al
sangrado. Las heridas profundas suelen ser importantes ya que tienden a
producir hemorragia externa o interna y obstrucción respiratoria
Múltiples son las lesiones
que pueden ser provocadas por la acción de un agente agresor y van desde las
más benignas que interesan la piel, el tejido celular subcutáneo y el plano
muscular, hasta otras de mayor gravedad como las lesiones de la columna
cervical, de la laringe, tráquea, faringe, esófago, lesiones vasculares y el
pulmón.
Podrá realizarse RX de cuello (dos
vistas), ultrasonido, estudio por medio de Doppler y
esofagograma, para definir lesión vascular de columna cervical o
penetración de esófago. La tomografía axial computadorizada y
la resonancia magnética nuclear adquieren en tal situación valor
diagnóstico y evolutivo.
El dilema de cómo hacer más nítida la columna cervical ha
llevado a la evaluación mediante el método de escanear el trauma
cervical, sobre todo con vista a definir lesión de C1 y C3
como un elemento accesorio en pacientes entubados y que por ello no tienen sus vértebras cervicales adecuadamente visibles
a la imagen radiológica.
La prioridad en el manejo de
las heridas o traumas cervicales está constituida por el establecimiento de una
vía aérea adecuada. Inicialmente, puede requerirse de la aspiración de
secreciones, sangre, limpiar la orofaringe de dientes, trozos de tela y de
otros cuerpos extraños, llegando a la tracción de la lengua. Otras veces, se
requiere de la entubación endotraqueal de urgencia. En ocasiones, se tiene la
oportunidad de observar y asistir a lesionados por herida de arma blanca, de
fuego o fragmento de metralla o producidas por trauma cerrado con herida
avulsiva y 10 sangrante de partes blandas del cuello fundamentalmente a nivel
de la región lateral o del esternocleidomastoideo, lesionando muchas veces el
plano muscular. Estas heridas son aparatosas y sangrantes y la conducta será la
exploración, hemostasia, desbridamiento de los tejidos desvitalizados,
reparación del plano muscular, drenaje y cierre por planos. Otras veces el
cierre del plano fascial se hace por segunda intención, procedimiento que no
recomendamos debido a la gran vascularización de los tejidos de la cara y cuello,
así como para evitar posible cicatriz no estética.
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