La tuberculosis del sistema nervioso es una condición amenazante por su alta morbilidad y mortalidad. Entre los factores de riesgo, destacan: procedencia de área endémica, contactos cercanos, pobreza extrema, hacinamiento, desnutrición, SIDA, adictos a drogas inyectadas.
También hay situaciones clínicas que aumentan el riesgo de TBC, como: diabetes mellitus insulina-dependiente, infección renal crónica avanzada, alteraciones hematológicas, uso de corticoesteroides a dosis altas y uso prolongado.
La tuberculosis del sistema nervioso (TBSN) es causada por el Mycobacterium tuberculosis principalmente. Sin embargo, en pacientes inmunosuprimidos las cepas del complejo no tuberculoso, son agentes causales de meningitis. La TBC puede afectar al cerebro, médula espinal, nervios craneanos y espinales, meninges, cráneo y columna vertebral.
El bacilo de la TBC, al ser inhalado, invade la región media e inferior del tracto respiratorio, donde tiende a multiplicarse focalmente para trasladarse preferiblemente por vía hematógena (aunque la vía linfática puede ser igualmente utilizada), al pulmón (región apical), riñones, cuerpos vertebrales y el sistema nervioso-central.
En 1993, los investigadores Rich y McCodick, en su trabajo sobre patogénesis de la meningitis TBC, postularon que esta se desarrolla en dos etapas:
1) Diseminación a partir del pulmón con formación de tubérculos en la superficie de la corteza y región subependimarias.
2) Ruptura subsiguiente de los tubérculos (focos de Rich), liberando antígenos y bacilos en el líquido cefalorraquídeo (LCR) produciendo la meningitis. La contigüidad de una infección de cráneo o vértebras a las meningitis puede ser otra vía diseminación.
Sin tratamiento, la tuberculosis puede ser fatal. Esta enfermedad activa y sin tratamiento suele afectar los pulmones, pero se puede extender a otras partes del cuerpo por el torrente sanguíneo. Entre las complicaciones de la tuberculosis se incluyen:
Dolor en la columna vertebral. Dolor y rigidez en la espalda son algunas de las complicaciones frecuentes de la tuberculosis.
Daños en las articulaciones. La artritis tuberculosa suele afectar las caderas y rodillas.
Hinchazón de las membranas que recubren el cerebro (meningitis). Esto puede provocar un dolor de cabeza constante o intermitente durante semanas. También se pueden producir cambios mentales.
Problemas renales o hepáticos. El hígado y los riñones ayudan a filtrar los desechos e impurezas del torrente sanguíneo. Estas funciones se ven alteradas si la tuberculosis afecta el hígado o los riñones.
Trastornos cardíacos. En raras ocasiones, la tuberculosis puede infectar los tejidos que rodean el corazón, lo que provoca inflamación y edemas que pueden interferir con la capacidad del corazón de bombear eficazmente. Esta afección se denomina taponamiento cardíaco y puede ser fatal.
Durante el examen físico, el médico te examinará los ganglios linfáticos para detectar inflamación y escuchará detenidamente los sonidos de tus pulmones mientras respiras con un estetoscopio.
La herramienta de diagnóstico más usada para la tuberculosis es una prueba cutánea sencilla, aunque se están volviendo más comunes los análisis de sangre. Se inyecta una pequeña cantidad de una sustancia llamada tuberculina PPD (derivado proteico purificado) debajo de la piel en el antebrazo
Dentro de las 48 a 72 horas, un profesional de atención médica controlará si se inflamó el sitio de la inyección en tu brazo. Un bultito elevado, rojo y duro significa que es posible que estés infectado con tuberculosis. El tamaño del bultito determina si los resultados de la prueba son significativos.
Se puede hacer un análisis de sangre para confirmar o descartar la forma activa o latente de la tuberculosis, pruebas de diagnóstico por imágenes, examen de esputo.
El tratamiento se inicia ante la sospecha diagnóstica sin esperar confirmación microbiológica. Actualmente se utilizan 3 o 4 drogas anti TBC, para evitar resistencia bacteriana. La mayoría de los tuberculomas intracraneales responden a esquemas similares a los usados en meningitis TBC.
En las meningitis se indican: Isoniacida (10-15 mg/kg/día) por 12 meses; Rifampicina (10-20 mg/ kg/día) por 12 meses; Pirazinamida (20-40 mg/kg/ día) por 12 meses; Estreptomicina (20-40 mg/kg/día) por 2 meses.
Si el paciente presenta hidrocefalia, se realiza derivación ventrículo peritoneal al comprobarse que el LCR está exento del bacilo tuberculoso, de lo contrario se colocará un drenaje ventricular externo, para controlar el cuadro de hipertensión endocraneana. En el tuberculoma intracraneal: isoniacida (5-10 mg/ kg/día) por 12 meses; rifampicina (10-15 mg/kg/día) por 12 meses; pirazinamida (15-30 mg/kg/día) por 12 meses.
El único tipo de tuberculosis que es contagiosa es la activa, cuando afecta los pulmones. Así que si puedes evitar que la tuberculosis latente se vuelva activa, no se la contagiarás a nadie más.
Protege a tu familia y a tus amigos
Si tienes tuberculosis activa, evita contagiar a otros. Por lo general, se necesitan varias semanas de tratamiento con medicamentos para no contagiar la tuberculosis. Sigue estos consejos para evitar que tus amigos y familiares se enfermen:
-Quédate en casa.No vayas a trabajar ni a la escuela, ni duermas en una habitación con otras personas durante las primeras semanas de tratamiento de la tuberculosis activa.
-Ventila la habitación. Los microbios de la tuberculosis se contagian más fácilmente en espacios cerrados pequeños donde el aire está inmóvil. Si no hace demasiado frío afuera, abre las ventanas y usa un ventilador para hacer salir el aire de adentro al exterior.
-Tápate la boca. Usa un pañuelo de papel para cubrirte la boca cada vez que te rías, estornudes o tosas. Pon el pañuelo sucio en una bolsa, ciérrala completamente y ponla en la basura.
-Usa una mascarilla. Usar una mascarilla quirúrgica cuando estés con otra gente durante las primeras tres semanas del tratamiento puede reducir el riesgo de trasmisión.
Termina por completo los medicamentos que te recetaron
Esta es la medida más importante que puedes tomar para protegerte a ti mismo y a los demás contra la tuberculosis. Si abandonas el tratamiento temprano o te salteas dosis, la bacteria de la tuberculosis tiene la posibilidad de desarrollar mutaciones que le permiten sobrevivir a los medicamentos más potentes contra la tuberculosis. El resultado son cepas resistentes a los medicamentos que son más letales y mucho más difíciles de tratar.
Vacunas
En los países donde la tuberculosis es más común, los bebés con frecuencia son vacunados con la vacuna del bacilo de Calmette-Guerin (BCG) porque puede prevenir la tuberculosis grave en la infancia.
Correo ocupado
Correo aceptado
Al registrarte, estarás aceptando nuestros Términos y Condiciones.