La otoscopia es un examen visual del pabellón (conducto auditivo externo y la membrana timpánica) mediante un instrumento llamado otoscopio. Esta prueba permite mirar dentro del oído y así diagnosticar posibles problemas o afecciones.
Examen del oído.
No es necesario que guarde ayuno o tenga cuidado con alguna comida en concreto.
Esta prueba puede realizarse con total seguridad durante el embarazo y la lactancia.
En el caso de aquellas personas operadas recientemente del oído suele evitar realizarse la prueba, aunque no siempre es una contraindicación. Si este examen es necesario su médico sabrá cómo realizarlo correctamente sin riesgos innecesarios.
No existe necesidad de tomar ningún medicamento previo. Las medicinas que esté tomando muy rara vez suelen influir en esta prueba. Sin embargo debe informar a su médico si se está usando antibióticos tópicos en forma de gotas para los oídos u otros medicamentos.
La otoscopia sirve para diagnosticar enfermedades que afecten al segmento externo y medio del oído. También permite estudiar la evolución de la enfermedad hacia la mejoría o el empeoramiento. Las enfermedades en las que está indicado realizar una otoscopia son:
Infección del oído externo.
Infección del oído medio.
Colesteatoma.
Traumatismos craneales.
Perforación del tímpano.
Insectos.
Tapón de cera.
Es un examen del oído que a través de un instrumento llamado otoscopio permite revisar el interior del oído, con el fin de diagnosticar la causa de cualquier problema que pueda presentarse en el oído.
Rango sujeto a evaluación de la clínica o del médico tratante.
Al llegar a la consulta para realizarse la prueba, su médico le realizará unas preguntas generales sobre su estado de salud y sobre las molestias por las que consultas. Cuando haya terminado empezará a explorarle parte por parte del cuerpo.
Si su molestia se centra en los oídos pasará directamente a explorarlos. Primero palpará la oreja y los alrededores del conducto auditivo, si son dolorosos podrían indicar una infección local.
Luego de esto utilizará el otoscopio para explorar el conducto y el oído medio. En algunas ocasiones es necesario que el médico apague la luz de la consulta para que la única luz que reciba sea la del otoscopio y se enfoque correctamente el oído. Introducirá el extremo del cabezal a través del orificio de la oreja, mientras tirará suavemente de la oreja hacia arriba y hacia atrás, así el conducto auditivo se endereza y se puede explorar más cómodamente. Puede que sea un poco molesto, pero no sentirá dolor a no ser que tenga una infección local.
Lo primero que mirará el médico es el aspecto del conducto auditivo. Lo normal es que esté recubierto de una piel rosada, con algunos pelos finos y restos de cerumen. Si hay una infección la piel estará más enrojecida, inflamada y habrá más cantidad de cerumen. Si hay un tapón de cera no se verá más allá de él, y si hay un insecto u otro objeto se verá directamente.
Después explorará el tímpano, que es la parte más delicada de la exploración. Tendrá que comprobar que no está abombado, enrojecido ni inflamado. El médico se asegurará de que las estructuras se mantienen en su posición correcta, las más importantes son: el cono de luz (donde se refleja la luz), el mango del martillo (donde se inserta la cadena de huesecillos) y la parte flácida (una parte más delgada que se inflama fácilmente).
Una vez revisado un oído el médico sacará el otoscopio y lo limpiará, luego se pondrá a explorar el otro oído para comparar. Repetirá la misma exploración de forma meticulosa y cuando termine ya podrá dejar apartado el otoscopio. Será entonces cuando le dirá si ve algo sospechoso o que le preocupe.
Si algunos síntomas pueden ser base para diagnosticar concretamente alguna enfermedad su médico lo hará, y le propondrá un tratamiento. Si la afección es más compleja podrá solicitar más pruebas o le derivará al otorrinolaringólogo para un tratamiento quirúrgico u otras opciones.